Byodo se convirtió así en el TFG (proyecto fin de carrera) de Vela y Alcaide. «Hasta ahora, todos los TFG que se hacían eran en colaboración con otra empresa, pero nos propusieron un nuevo modelo de TFG que consiste en crear el producto pero también la empresa que lo llevará al mercado, y aceptamos», explica Vela. explica Vela. Así que, además del juego, pasaron a concretar todos los aspectos de la iniciativa empresarial. Alcaide se centró en el desarrollo técnico y creativo de las piezas y Vela en el resto y, a su vez, fueron definiendo los beneficios educativos de esta propuesta lúdica.

Con el TFG, terminaron el producto y analizaron su coste de producción y todo el plan de negocio. Entonces decidieron replantear el modelo para hacerlo más asequible y el pasado mes de noviembre retomaron la iniciativa, lanzaron la campaña de crowfunding, crearon toda la campaña de comunicación y se lanzaron a la aventura. «Hemos entrado en un mundo totalmente desconocido y difícil, pero creo que tomamos la decisión correcta de hacer un producto de calidad con todo pensado», dice Eva Vela.

Los dos jóvenes podrían haber vendido la idea a un editor y rentabilizar su proyecto universitario, pero decidieron no desvincularse de él y empezar a definir una iniciativa empresarial que les permitiera controlar la llegada del juego al mercado.

Así pues, hoy en día Byodo no es un juego único, sino un sistema, cuyos elementos pueden utilizarse para crear diferentes tipos de propuestas. En este sentido, Byodo funciona de forma muy parecida a los juegos de cartas tradicionales, con la única diferencia de que la mecánica principal del juego se basa en operaciones matemáticas. Las piezas permiten crear cadenas de ecuaciones manipulables a partir de proposiciones.

(ANNA PINTER,2023) Via: leconomic.cat

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